Puedes permitirte tener aire acondicionado.

El aire acondicionado es una de esas instalaciones que una vez que se prueba uno se pregunta como podía vivir hasta el momento sin ella.

Estoy seguro que tu mismo, que me lees, te ha pasado lo que a mi cuando sales de la playa uno de esos días calurosos. Te vas con la familia a pasar el día a un sitio precioso, natural, fantástico, con unas vistas y un paisaje maravilloso….pero no eres el único.

Tu y otros 100 o 200 millones de personas más (ironía en modo ON), habéis pensado que ese era el sitio perfecto para pasar ese domingo en el que hace 40 ºC a la sombra. Así que te ves obligado a aparcar en el quinto infierno, a más o menos, 10 o 15 minutos andando de la playa. Te puedo imaginar con la nevera, la sombrilla, la silla, el niño pequeño….

Mientras te espera el día de playa, la ilusión te anima. El problema surge cuando decides que ya es suficiente y te encaminas a tu coche de nuevo. Si, tu automóvil, que después de llevar bastantes horas al sol más parece un huevo frito que otra cosa.

Si nunca has tenido aire acondicionado no lo sabes, pero subirse al coche, esperar 10-20 minutos para que la temperatura baje hasta valores de confort, que permitan a tu piel disfrutar de su nuevo color camarón…

No tiene precio, disfrutar de un poco de música, los niños dormidos, el fresco… es inmejorable.

En Galicia no tenemos muchos días en los que se necesite aire acondicionado. Y se puede perfectamente vivir sin él. Se pone uno debajo de un roble, o debajo de una parra, con el botijo y el pañuelo en la cabeza y «perfecto».

También se puede vivir sin automóvil, (una bicicleta o un monopatín), sin móvil y sin televisión. Estoy seguro que si alguna vez has tenido que hacer un viaje largo habrás buscado un medio de transporte con aire acondicionado. Si te has hospedado en un hotel, tu percepción de calidad te habrá conducido a uno que cuente con esta instalación.

No nos mintamos, no todo el mundo puede permitirse una instalación de aire acondicionado…¿o si?